Los
biofísicos estamos orgullosos del carácter radicalmente interdisciplinar de
nuestras investigaciones. En la Sección beyond Biophysics mostraremos cómo la
Biofísica se relaciona con otras áreas del conocimiento. Con este artículo
inaugural exploramos cuáles son los vínculos entre la Biofísica y la Medicina.
Para ello, he contado con la fortuna de conversar con Pedro García Barreno,
médico cirujano, catedrático emérito de la Facultad de Medicina de la
Universidad Complutense, y miembro de las Reales Academias Española y de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, entre otros méritos y distinciones.
Nuestra conversación me lleva a concluir que la interdisciplinariedad no puede
ser una meta; menos aún ante los desafíos sociales y científicos actuales.
“Somos estudiosos de problemas, no de disciplinas”, dice el académico
parafraseando a Karl Popper. Este lema está presente a lo largo de toda nuestra
charla.
La
Biofísica como transciencia. Acudo al despacho de García Barreno en el
Instituto de España, la institución que coordina los esfuerzos de las ocho
Reales Academias nacionales. El vetusto edificio sede del Instituto es un
fantástico lugar para reflexionar acerca de Ciencia, Filosofía, Historia o lo
que surja. Y dado el extenso y variado conocimiento de mi interlocutor, me lo
tomo como una oportunidad para aprender tanto como me sea posible. García
Barreno ve la Biofísica como “lo que está debajo de todo”, un excelente
representante de uno de sus conceptos favoritos, la transciencia. “Transciencia
es la expresión de una estrategia de abordar los problemas del mundo como una
prioridad”, afirma. No tarda mucho en transmitirme su admiración por los que en
su opinión son los primeros biofísicos modernos: Bohr, Schrödinger, Delbrück,
Kendrew, Perutz, etc. Todos ellos fueron pioneros que asumieron el reto de
entender problemas biológicos usando principios prestados de la Física.
La
Biofísica y el avance de las técnicas médicas. Para García Barreno, la
Biofísica está detrás de grandes avances en la práctica médica en general y
quirúrgica en particular. Cita como ejemplos las técnicas de imagen, la fibra
óptica, los bisturís de alta energía, o los órganos artificiales. En su
opinión, en todos estos avances la Biofísica ha jugado y juega un papel
fundamental. Él mismo vivió en primera persona esta fructífera relación durante
su etapa como director del Hospital Gregorio Marañón, cuando puso en marcha una
unidad avanzada de imagen cardiaca. El académico pronostica que todavía hay
grandes avances por llegar, consecuencia de desarrollos biofísicos más
recientes, como la microscopía óptica de alta resolución, galardonada con el
Premio Nobel de Química de 2014. Bromeando, pero sólo en parte, se aventura a
proponer que “la cirugía es un arte que desaparecerá en poco tiempo” como
consecuencia de todos esos avances.
La
relación entre la Biofísica y la Medicina en España. En nuestra conversación,
sale a menudo a colación que en España la comunicación entre disciplinas es
difícil. Considera que en nuestro país faltan centros con masa crítica que
faciliten la discusión entre personas con distinta experiencia. Y pone como
ejemplo a imitar el Santa Fe Institute de Nuevo México, donde durante 30 años
se ha posibilitado que pensadores con distinta formación interaccionen para
intentar solucionar cuestiones complejas, como el comportamiento humano o la
dinámica de la materia viva, y todo ello dejando a un lado las disciplinas
tradicionales. Considera que el problema al que nos enfrentamos en España no
viene tanto de la falta de recursos como de la voluntad de acercarnos a otros
nichos del saber. Por ejemplo, en Estados Unidos es fácil encontrar estudiantes
de medicina con interés por técnicas biofísicas; en España eso es mucho más
raro. A los pocos que hay, el catedrático emérito les recomienda saltarse
algunas de sus clases de la Facultad de Medicina, y acudir en su lugar a otras
facultades: Matemáticas, Física, etc. Aboga por la especialización, pero
siempre manteniendo la mente abierta para poner la experiencia adquirida en un
contexto más amplio.
El futuro. Según García
Barreno, no podemos cometer el error de convertir la interdisciplinariedad en
nuevas disciplinas. ¡Las disciplinas han muerto! Cita como ejemplo a seguir a
Erez Lieberman Aiden, un científico de éxito que sin embargo no pertenece a
ninguna disciplina, sino a los problemas que decide estudiar. De hecho,
defiende la necesidad de un cambio estructural de la Universidad, en el que las
facultades desaparezcan y dejen paso a unidades de investigación enfocadas
hacia problemas concretos. En lo que respecta a la Biofísica, pronostica que su
contribución será clave para avanzar en los retos científicos actuales, como la
Biología Sintética, el Conectoma Cerebral, o la Ingeniería de la Biosfera. Sin
embargo, también advierte del peligro al que se enfrenta: convertirse en una
disciplina más. De hecho, su recomendación es que abandonemos el término Biofísica.
“El peligro de las palabras es que tienen mucha fuerza y nos encorsetan”. Y
concluye: “Los biofísicos sois más que esohttp://docencia.udea.edu.co/biofisic/BIOYMED.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario